En diálogo con el Observatorio de gobierno Urbano, emitido por UN Radio 98.5 FM, la profesora Adriana Parias, del Instituto de Estudios Urbanos, y Adriana Marín, investigadora y Magíster en Desarrollo Urbano de la Pontificia Universidad Católica de Chile, analizaron la situación de la vivienda en arriendo en los casos de Colombia, Chile y Brasil. 

Un estudio publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) evidencia que el promedio de la tasa de arriendo para América Latina y Caribe es del 21,2%. Los países por fuera este promedio son Colombia (que se encuentra bien arriba del promedio con casi el 40%) y, en el otro extremo, Venezuela con solo el 7,6% de viviendas alquiladas. 

De acuerdo con la profesora Adriana Parias, el acceso a una vivienda en alquiler en Colombia no solo se produce por la falta de recursos para acceder a una propiedad, sino también por la ubicación mayoritaria de la vivienda social en las zonas periféricas y, consecuentemente, la necesidad de las familias de encontrar mejores localizaciones. Confluyen igualmente otras razones como la  resistencia  de la población más jóven a adquirir deudas a largo plazo. 

“Colombia tiene un mercado en arrendamiento muy importante, con carácter estructural y creciente”, explicó la académica. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el mayor porcentaje de familias que vive en arriendo se encuentra en Risaralda con 44,1 %, seguido por Bogotá, donde el 43,4 % de las casas o apartamentos son para arrendar.

Sin embargo, el país ha continuado aplicando en su política nacional de vivienda, de manera casi “exclusiva”, el modelo chileno del subsidio a la demanda, el crédito y el ahorro programado, mientras que “los programas y recursos para otro tipo de soluciones habitacionales han sido muy marginales”, manifestó la profesora Parias. 

Por su parte, Adriana Marín sostuvo que en Chile y Brasil la política de vivienda predominante es aquella focalizada en la promoción de la casa propia, mientras que el alquiler ha pasado como un mercado inadvertido. No obstante, Chile fue el primer país de América Latina en adoptar un programa nacional de arriendo enfocado al subsidio a la demanda (2013). En Brasil se destaca el Programa de Locação Social -Arriendo Social-, que apuntó a la producción de oferta de vivienda pública y asequible para grupos de baja renta. 

Oferta de vivienda en alquiler por clases sociales 

La profesora Adrian Parias aclaró que no todos los propietarios de las viviendas que ofrecen en alquiler no son grandes casatenientes con ventajas económicas frente a sus inquilinos. Según sus investigaciones, en Colombia arrendadores y arrendatarios pertenecen a un mismo grupo social. Ahora bien, la mayor concentración de la oferta de arrendamiento se encuentra en los sectores socioeconómicos de clase media y media baja. 

En Chile, señaló Marín, existe un alto porcentaje de arrendatarios en los dos extremos de las clases sociales: alta y baja. “Una investigación de la Universidad Católica de Santiago habla de clases profesionales que se vincularon a estudios de gentrificación de zonas que tradicionalmente fueron populares, y de sectores inmigrantes que generalmente ocupan un tipo de de vivienda en arriendo bastante precarizada”, añadió. La situación en Brasil es similar, con la condición de un creciente mercado de vivienda en arriendo, vinculado a otro tipo de economías como las digitales y la oferta de alquiler por turismo. 

El alquiler es uno de los mecanismos más flexibles de tenencia que permite resolver algunos de los problemas actuales de la vivienda en los distintos países de América Latina. Por tanto, su inclusión dentro de la política pública es determinante para la regulación del mercado y las garantías de seguridad para los actores que hacen parte de este.