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Represión: causa y consecuencia de la debilidad del Estado

Publicado el Sunday, 16 May 2021, en Divulgación académica, Destacados

En diálogo con el programa radial Observatorio de Gobierno Urbano, de RadioUNAL 98.5 FM, los profesores Sandra Borda, Carlos Mario Perea y Juan Gabriel Gómez, bajo la moderación de Carlos Alberto Patiño Villa, reflexionaron sobre las movilizaciones sociales, los actos de represión y violencia policial y la crisis social, económica y política por la que atraviesa el país. 

 

Sandra Borda Guzmán, profesora asociada del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, consideró que la situación actual debe analizarse desde un punto de vista estructural, teniendo en cuenta que antes de la pandemia Colombia tenía serios problemas de redistribución y desigualdad que se incrementaron con la crisis social, económica y de salud pública que provocó el virus.  

“El hecho de que las demandas de los jóvenes no hayan sido respondidas con ningún tipo de política pública concreta hace que ellos otra vez sean protagonistas de la manifestación ciudadana. Con un elemento adicional, no son solamente los jóvenes estudiantes que tienen deudas con la universidad privada o que no tienen acceso a la universidad pública, sino que son jóvenes que no están en la fuerza laboral ni en el sistema educativo y que además sus familias han sido tremendamente afectadas por las políticas de confinamiento”, afirmó. 

De acuerdo con la profesora Borda, la respuesta del gobierno nacional a las manifestaciones actuales no han sido en materia de política social como lo está exigiendo la ciudadanía, sino desde la perspectiva del orden público. “El uso de la represión estatal es causa y consecuencia de la debilidad del Estado”, advirtió. 

“Lo que le hubiese permitido al gobierno nacional dar una respuesta más acertada y estructural a las demandas de la ciudadanía era construir una política pública en materia impositiva y en asignación de subsidios y renta básica que ayudara a sacar a muchas personas de la crisis en la que se encuentran”, dijo la analista política. 

Otra de las dificultades que señaló la profesora Borda es el déficit de representatividad por el que estamos atravesando. “Hay un problema de falta de credibilidad y legitimidad de las instituciones clásicas de la democracia liberal y eso necesariamente se constituye en un obstáculo para que se dé el proceso de negociación y acuerdo que necesitamos para salir de la crisis”. 

Una sociedad insurrecta 

El profesor Carlos Mario Perea Restrepo, del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional de Colombia, aseguró que “estamos frente a una sociedad insurrecta, un balance de poder que no conocíamos antes y que está trazado por la aparición de una sociedad que hace una irrupción y recoge experiencias que comienzan de manera paradójica con el plebiscito del 2016”. 

El profesor Perea enumeró tres elementos que caracterizan esta sociedad insurrecta: Primero, es una movilización policlasista, en la que hay participación transversal de la sociedad y cuyo corazón son los jóvenes. Segundo, es una sociedad que no pide ser representada, que no delega su poder ni en los partidos políticos, el Congreso o el Estado. Y tercero, no es una expresión nueva en el mundo, es un fenómeno que se viene produciendo a lo largo de una década desde la polémica Primavera Árabe.

“Es una crisis civilizatoria porque nos da cuenta de las maneras como los esquemas de poder que se habían constituido con la modernidad están quebrados. Estamos frente a una situación de un nuevo balance de poder”, puntualizó. 

Una tregua 

Para el profesor Juan Gabriel Gómez, del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional de Colombia, “esta situación puede tener varios desenlaces, uno de ellos el triunfo de una plataforma de ley y orden”.  

“Estamos viendo el gravísimo fenómeno de la paramilitarización de la fuerza pública y una colaboración con agentes privados para el ejercicio de la fuerza; lo que hace más compleja la situación es que dentro del propio movimiento social, dentro de las expresiones espontáneas de rechazo a la brutalidad, hemos visto actos de violencia muy graves, como el ataque a un CAI con uniformados en su interior”, recalcó. 

Una de las posibles soluciones que plantea el profesor Gómez es la conformación de un gobierno de unidad nacional, que tendría como propósito recomponer el gobierno actual, integrando a todos los sectores para llegar a un acuerdo sobre las políticas que hay que poner en marcha en este momento de crisis. 

“No obstante, esta solución es difícil de obtener por dos razones: primero porque este gobierno está dando muestras de arrogancia y obstinación inauditas, que quedaron en evidencia tras la reunión con el Comité del Paro; con la reticencia del presidente a reconocer la grave situación de violencia ejercida ilegitima y desproporcionadamente por los agentes del orden es imposible cualquier entendimiento. Segundo, los partidos de oposición no van a hacer parte de un proyecto que terminaría por comprometer su prestigio y capacidad de presentarse a las próximas elecciones como una alternativa viable”, explicó. 

Por tanto, el académico señala que la solución sería llegar a una tregua, que permita acuerdos sobre la reforma tributaria, el fin de la violencia y la recuperación de la civilidad, “y que las grandes decisiones sobre pensiones, salud, reforma laboral, entre otras, las tomemos después en el marco de un gran diálogo”, concluyó.

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    Escrito por Paola Medellín Aranguren

    Las opiniones contenidas en el artículo y el programa no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

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