Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia

La difícil situación de la niñez migrante venezolana

Publicado el Tuesday, 03 November 2020, en Divulgación académica, Destacados

La infancia migrante venezolana es una de las poblaciones más afectadas por la constante movilidad, la poca estabilidad en el sistema educativo, las precarias condiciones humanitarias y el contexto de la pandemia, asegura Mayerlín Vergara, defensora de los derechos de los niños, ganadora del Premio Nansen de Refugiados.

Venezolanos cruzan la frontera con Colombia en difíciles circunstancias  / Foto Migración Colombia

 

La difícil situación de los niños, niñas y adolescentes, la crisis humanitaria y el impacto en ciudades como Cúcuta son algunos de los problemas más preocupantes  de la migración venezolana en Colombia. A finales de 2018, Migra Venezuela reportó la presencia de 1.174.720 inmigrantes venezolanos, de los cuales 479.247 se encontraban ilegalmente en el país. Sin embargo, la propagación de la Covid 19 y las medidas de confinamiento hicieron que la población migrante perdiera sus capacidades de ingreso en Colombia, derivadas principalmente de economías informales, e intentaran regresar  a su país. 

El cierre de la frontera dificultó este proceso afectando especialmente ciudades como Cúcuta donde se concentró buena parte de esta población migrante. Algunas lograron pasar la frontera de manera ilegal, lo que potenció el accionar de grupos al margen de la ley, que aprovecharon la necesidad de estas personas. De acuerdo con la profesora Adriana Espinel de la Universidad Francisco de Paula Santander, con la reactivación económica los migrantes han retornado a Colombia para dirigirse a otras ciudades e incluso otros países de Latinoamérica.  

Precariedad de los caminantes venezolanos

En los últimos cuatro años cerca de tres millones de venezolanos abandonaron su país. Colombia ha sido el principal receptor de ese flujo migratorio. Los primeros migrantes de clase alta salieron hacia Europa y Estados Unidos vía aérea; luego lo hicieron personas de clase media, quienes se fueron a otros países de Sudamérica en transporte terrestre, y un tercer grupo lo hizo caminando, enfrentándose a la difícil geografía latinoamericana y sin recursos económicos. 

La población venezolana en Colombia pasó de representar el 39 % de los 175 mil extranjeros radicados en el país en 2014, al 87 % de los 874 mil que se registraban en 2018, de acuerdo con Migra Venezuela. Por su parte, Migración Colombia señala que desde el cierre de la frontera el pasado 14 de marzo hasta septiembre de 2020, 106.000 migrantes retornaron a su país.

“La población migrante es una de las más afectadas por la pandemia en el mundo, debido a su vulnerabilidad  social, económica y jurídica. En un contexto de pandemia esa condición les ha impedido enfrentar la cuarentena en condiciones dignas. Muchas de estas personas no tienen una vivienda formal, otros fueron  desalojados e incluso no tienen acceso a agua potable para  lavarse las manos“, sostiene la profesora María Clara Robayo del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

Para la docente Robayo la frontera colombo-venezolana es insegura y su cierre permitió la creación de puestos informales en donde hay presencia de  grupos armados que se lucran del tráfico de migrantes. Actualmente, Colombia tiene más de un millón de personas en condición de irregularidad, una situación que ha acentuado su situación de precariedad.

Impacto para Cúcuta

Antes de la pandemia los migrantes venezolanos estaban ubicados principalmente en Bogotá, Atlántico, Norte de Santander, La Guajira, Antioquia, Bolívar, Santander y Cesar. Con el retorno a su país, la mayor concentración se dio en Cúcuta. “Durante el confinamiento obligatorio hubo inmovilidad porque los cientos de venezolanos que intentaron retornar a su país, debido a las crisis económicas que se estaban presentando en las diferentes ciudades colombianas y en otros países de América Latina, se encontraron con fuertes restricciones en el paso fronterizo que impuso el gobierno venezolano. El gobierno departamental debió implementar  zonas sanitarias en tienditas para que se pudiera albergar a estos ciudadanos mientras poco a poco podían atravesar la frontera”, comentó la profesora Espinel.

Esta situación generó tensión en la población cucuteña por la ocupación sin condiciones de salubridad de las zonas aledañas al centro histórico de Villa del Rosario. La cooperación internacional y las ayudas humanitarias jugaron un papel fundamental para la atención de esta población. 

“Tras este período de inmovilidad fronteriza, con la nueva normalidad estamos viviendo el regreso de los caminantes a las vías de Cúcuta, Pamplona y los páramos de Berlín, con el fin de salir hacia Bucaramanga, otras ciudades y por supuesto países del continente. Esta situación ha generado nuevamente una crisis humanitaria; fundaciones, organismos de cooperación internacional e incluso la Gobernación de Norte de Santander han instalado puntos de atención a lo largo de la vía para brindar ayudas a estas familias que llegan al país con sus niños muy pequeños y en condiciones absolutamente precarias”, señaló la docente Espinel.

La situación de la infancia migrante venezolana

La población infantil es más vulnerable que el resto de los migrantes venezolanos que hoy están en Colombia. “Es necesario hacer investigaciones de cómo están los infantes en épocas de pandemia, porque es una migración muy móvil que depende de lo que van consiguiendo para subsistir. Esta movilidad impide que los niños permanezcan en la malla educativa” consideró la profesora Robayo. 

De acuerdo con Migración Colombia, el 25 % de los migrantes venezolanos en el país son niños, por eso requieren de mayor atención. “Si bien el Estado colombiano está ofreciendo el derecho de educación y salud, sabemos que en la realidad hay muchísimas barreras para que esta población pueda acceder efectivamente a dichos  derechos. Un gran número de niños presenta problemas de nutrición y padecen enfermedades incluso crónicas, que requieren atención médica constante. Igualmente es una población que requiere la escolarización como un escenario de protección.”, agregó Robayo. 

La docente señaló que los niños, niñas y adolescentes se han visto obligados a trabajar, han sido objetivo de  abusos sexuales, laborales, trabajo forzoso y mendicidad. “En las calles  hay  espacios que requieren ser intervenidos por el Estado para la protección de esta población dado que se encuentran en un altísimo grado de vulnerabilidad”.

“Es necesario hacer un compromiso no solamente de los Estados sino a nivel regional. Se trata de niños transitando por nuestras fronteras, especialmente por la colombo-venezolana, donde hay una gran población migrante de estudiantes. También se deben adelantar acciones frente a otro tipo de flujo en tránsito como los caminantes, en donde cada vez participan más infantes, incluso sin la compañía de sus padres”, concluyó Robayo.

  • *199

    Escrito por Claudia Sánchez

    Las opiniones contenidas en este artículo no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

    • Etiquetas: Cúcuta, Migración, Migrantes, Niñez, Pandemia, Venezuela
    • Visitas: 6119
    • Calificar:
      5.0/5 rating 1 vote

    Joomla! Debug Console

    Session

    Profile Information

    Memory Usage

    Database Queries