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El derecho a la inmovilidad y otras lecciones del confinamiento

Publicado el Monday, 18 May 2020, en Divulgación académica, Destacados

Repensar el sistema de transporte público, fortalecer medios alternativos como la bicicleta, integrar el derecho a la inmovilidad, ampliar la noción de espacio público y repotenciar los conceptos de centralidades y subcentralidades, son algunos de los retos y oportunidades que plantea la pandemia del coronavirus para la movilidad.

“La inmovilidad nos pone a pensar si es posible que una sociedad renuncie a su movilidad sin que pierda la senda del desarrollo y calidad de vida

 

Así lo consideró el ingeniero civil César Augusto Ruiz, profesor de la Maestría en Ingeniería – Transporte de la Universidad Nacional de Colombia, invitado al programa radial Observatorio de Gobierno Urbano, de UN Radio 98.5 FM. El académico sostuvo que la movilidad en sí misma es un concepto amplio y profundo, normalmente está cargado de paradojas. 

Una de ellas es que las ciudades que tienen alto crecimiento económico y mejoras en la calidad de vida, registran un mayor número de desplazamientos. Sin embargo, en condiciones como las que está generando la pandemia del coronavirus, son ellas las primeras en ver restringida su movilidad. 

“La inmovilidad nos pone a pensar si es posible que una sociedad renuncie a su movilidad sin que pierda la senda del desarrollo y calidad de vida”, dijo.

Otra paradoja se refleja en el país en la disminución del uso del sistema de transporte público en 23 ciudades del país, que según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) fue del 2 % en el cuarto trimestre de 2019, comparado con el mismos periodo de 2018, frente al aumento en el número de viajes diarios. 

En Bogotá, por ejemplo, se registraron cerca de 13 millones 500 mil viajes (2019); teniendo en cuenta los 18 municipios que conforman la región, esta cifra aumenta a 16 millones de viajes. “Esto podría indicarnos que cada vez nos movemos más, pero hemos cambiado la forma de hacerlo; dejamos de preferir los sistemas colectivos y nos hemos volcado a los sistemas individuales, lo cual se puede explicar en el aumento en el uso de la motocicleta, la bicicleta, las patinetas, entre otros”, explicó el profesor Ruiz. 

Movilidad Bogota IEU 2En Bogotá Región se realizan 200 mil viajes diarios en bicicleta, de acuerdo con las cifras de 2019. “Esto representa un arraigo muy importante a la bicicleta como medio de transporte”. Mientras que el descenso en cuanto a la preferencia del transporte público, debido a los  tiempos de espera, congestiones, calidad del transporte, seguridad, y riesgo a la integridad, "refleja un rezago que ha tenido la ciudad en transporte público, en poder desarrollar un sistema de transporte masivo más robusto, amplio, confiable y confortable y de mejor calidad”, advirtió. 

Retos y oportunidades 

Asumiendo que en un determinado tiempo las ciudades empiecen a asimilar la llamada “nueva normalidad”, estamos llenos de retos y oportunidades. La pandemia ha dejado en evidencia la importancia de la bicicleta como el principal medio de transporte alternativo para cumplir con el distanciamiento que se requiere para evitar el contagio, pero también para mejorar los niveles de contaminación y congestión en las ciudades. 

“La idea es que las bicicletas se vuelvan cada vez más alimentadoras del transporte público y se conviertan en una etapa dentro de los desplazamientos”, aseguró el profesor Ruiz. Esto implica desafíos importantes para la política pública de movilidad y “nos obliga a aprender a convivir en una movilidad lo menos congestionada posible pero eficiente y económica”, agregó. 

Movilidad Bogota IEUEl transporte público, cuyo uso era promovido antes de la crisis para mejorar la movilidad y calidad del aire, también va a tener que pasar por un proceso de reinvención, en el que se priorice su calidad y confortabilidad para mover la misma cantidad de personas o un poco menos de la manera menos congestionada y mucho más digna para los ciudadanos, lo cual significa mayores inversiones.

Por otro lado, planteó el profesor Ruiz, es momento de repensar el concepto de espacio público normalmente asociado a los andenes, plazas y parques pero separado del sistema viario de la ciudad. “Llegó la hora de transformar el espacio público (viario y no viario) como un espacio de movilidad, que garantice la riqueza de las ciudades: de transitar, estar y ser”, dijo. En tal sentido, es importante pensar las vías como espacios no exclusivos para vehículos, sino abiertos a sistemas de transporte más eficientes y sostenibles.

Según el ingeniero, la pandemia también ha cambiado la visión negativa sobre la inmovilidad. En este escenario podría considerarse como un derecho, tanto colectivo como individual, “que implica que las personas puedan tomar la decisión libremente y voluntariamente de no moverse”, explicó. 

“Un reto particular tiene que ver con garantizar la movilidad una vez superada la pandemia e incluso el derecho a la inmovilidad de las personas de menores ingresos, vinculadas a la informalidad laboral para que puedan realizar actividades con menores desplazamientos”, manifestó. 

Finalmente, es probable que esta situación influya en los modelos de planificación urbana. “Quizás tengamos que repotenciar los conceptos de centralidades y subcentralidades en las ciudades para que las personas tengan que hacer menos desplazamientos y en menores distancias; que no se vean obligadas a largos trayectos de manera aglomerada y con baja calidad, sino que pueda reposicionarse el comercio vecinal y otros servicios urbanos”, puntualizó el profesor César Ruiz. 

 
 
 
 
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    Escrito por Paola Medellín

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