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Olaya Herrera y su inmensa historia de popularidad

Publicado el Monday, 08 August 2022, en Participación en prensa

El profesor Fabio Zambrano Pantoja, Director del IEU escribió para Diario Criterio, una columna de opinión sobre Enrique Olaya Herrera y su inmensa historia de popularidad.

Foto: Instituto de Estudios Urbanos

Luego de medio siglo de hegemonía conservadora, el 9 de febrero de 1930 el partido Liberal ganó las elecciones presidenciales con su candidato Enrique Olaya Herrera. Los vientos de modernización de los años veinte se dejaron sentir con transformaciones sociales, económicas y culturales que contribuyeron a cambiar un país más urbanizado, más cosmopolita, que recibía los beneficios de la economía cafetera en plena expansión que contribuía de manera sustancial a impulsar la modernización. Pero hacía falta una correspondiente cuota de modernidad y esto es lo que se expresó en las elecciones presidenciales de 1930.

La coyuntura política fue interpretada por Alfonso López Pumarejo como una oportunidad para poner fin a la república conservadora. Apoyada por la radio y empleando la aviación, novedades de ese momento, la candidatura de Olaya se inscribió el 22 de enero y se enfrentó al partido conservador dividido, cosa que facilitó el triunfo liberal. 

No menos importante fue la muerte de monseñor Herrera Restrepo, acaecida en 1928, quien había dictado la suerte de la carrera presidencial en el partido Conservador, en especial, la selección del candidato para la presidencia en 1926 expresó el talante de este prelado, quien escogió a Miguel Abadía sin siquiera hablar con los dirigentes del partido, ni con los candidatos en disputa, incluyendo al elegido.

El sucesor de Herrera, monseñor Perdomo, sin la autoridad de su predecesor ni su trayectoria como tutor ideológico del conservatismo, participó en el proceso de sucesión presidencial en 1929, pero lleno de dudas y dando bandazos en el apoyo a uno y otro candidato. El resultado fue la división entre Vásquez Cobo y el poeta Guillermo Valencia. 

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Las dudas del prelado, la división del partido hegemónico, la modernización del país y la sagacidad política de López Pumarejo, dirigente del liberalismo, fueron los factores coyunturales que produjeron el fin de la república conservadora. En las estructuras, encontramos que el país vivía, como ya lo señalamos, una acelerada modernización, pero una retardada modernidad y esta dislocación se dejaba sentir en la vida nacional. 

En el mundo del trabajo esto se sentía con fuerza en las ciudades con huelgas y protestas, mientras que en el campo con el surgimiento de las Ligas Campesinas. Es entonces cuando se sucede la masacre de las bananeras en diciembre de 1928, en Ciénaga, evento trágico que fue aprovechado por un joven abogado Jorge Eliécer Gaitán, quien organizó varios debates y se encargó de denunciar las políticas del gobierno conservador, debates muy publicitados.

Posesión presidencial de Enrique Olaya Herrera

Posesión de Enrique Olaya Herrera

 

Enrique Olaya Herrera (Guateque 1880-Roma 1937) llevaba 30 años de militancia en el partido Liberal y se había iniciado como combatiente en la guerra de los Mil Días. Este periodista ocupó varios cargos en los gobiernos conservadores. Su triunfo en las elecciones del 9 de febrero de 1930 dio inicio a la segunda República Liberal (1930-1946). Este suceso provocó manifestaciones de júbilo en muchas ciudades, donde las muchedumbres urbanas llenaron las calles y plazas con expresiones festivas.

Así, su posesión presidencial, sucedida el 7 de agosto de 1930 trascendía el hecho del relevo presidencial y se convirtió en un evento de singular importancia para el liberalismo. En Bogotá, la posesión de Olaya convocó a una gigantesca multitud que abarrotó la Plaza de Bolívar y las calles aledañas, exultante por el regreso del liberalismo al poder. El sentimiento de que se estaba cerrando un capítulo de la historia de Colombia y que se iniciaba uno nuevo era generalizado. 

El mono Olaya, alto, de porte elegante y semblante serio desfiló en medio de la multitud como símbolo de la esperanza de un cambio y de una altísima popularidad, la misma que lo acompañó en su presidencia hasta su temprana muerte.

No la tenía fácil el primer presidente de esta Segunda República liberal. Su gobierno comenzaba en medio de la crisis del Treinta, profunda depresión mundial que trastocó de manera dura la economía nacional, los movimientos sociales, en fin, toda la vida del país, además de la guerra con el Perú (1932-1933).

Pero, como si esto no fuera suficiente, la derrota conservadora generó reacciones violentas en el norte de Santander y en Güicán, Boyacá, territorio de chulavitas. Con Olaya se iniciaba la sutura del bache entre la modernidad y la modernización, y también, gran paradoja, la Violencia empezaba como una manifestación de que los intentos de cerrar esta fisura se hacían con sangre. Con él se iniciaba la esperanza del cambio y nacía la Violencia. Gran paradoja en la historia contemporánea colombiana.

A pesar de los vientos contrarios, Olaya fue un presidente de gran popularidad. No perdió las simpatías del pueblo a tal punto que cuando finaliza el gobierno de López Pumarejo (1934-1938), su nombre se propuso como candidato para el siguiente período. Sin embargo, murió en 1937 siendo embajador en Roma. El traslado de su cadáver hasta Bogotá duró 4 meses, y cuando llegó el féretro a Buenaventura, el tránsito de éste hasta la capital fue un evento que convocó grandes multitudes que paraban el paso del tren para presentar sus condolencias. No se registran manifestaciones similares en la historia contemporánea de Colombia, prueba de la popularidad que gozaba Olaya. 

Gabriel García Márquez recomendaba, en sus consejos a los periodistas, la lectura del libro de William Manchester, Muerte de un presidente, como un ejemplo de buena crónica. Allí, en algún capítulo se describen escenas del viaje del féretro de J. Kennedy y las manifestaciones espontáneas de las gentes que salen a rendir un tributo póstumo. El viaje del féretro de Olaya no ha merecido un registro similar, pero las fotografías de las manifestaciones muestran que su muerte fue sentida en grado sumo en el país. Como lo fue su posesión.

https://diariocriterio.com/olaya-herrera-columna-fabio-zambrano-historia/

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    Realizada por: Fabio Roberto Zambrano Pantoja

    *Magister en Historia de América Latina de la Universidad de la Sorbona, París (Francia). Director del Instituto de Estudios Urbanos, profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia. Invitado en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Humanas, y de la Universidad de la Sorbona. Conferencista en la Universidad de Columbia, Universidad Católica de Caracas. Autor de varios libros y artículos sobre historia urbana y geografía histórica.

    Las opiniones contenidas en este artículo no expresan la posición institucional del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia.

    • Etiquetas: Herrera, Inmensa, Olaya, Popularidad
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