Cuando termina este proceso, con base en un banco de preguntas elaborado por expertos de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), la Dirección Nacional de Admisiones de la Institución diseña una prueba, que en este caso se aplicará en la Ciudad Universitaria el próximo 29 de julio.

Así lo explicó la profesora Edna Bonilla, del Instituto de Estudios Urbanos (IEU), de la U.N., quien manifestó que la evaluación tiene como fin verificar si los aspirantes tienen los conocimientos, habilidades y aptitudes requeridas para ejercer un cargo que implica 154 funciones en diferentes ámbitos, entre ellas seguridad, convivencia, cumplimiento de la normas de desarrollo urbano, espacio público y organización de eventos públicos.

Para cubrir dichos puestos –que actualmente se encuentran en condición de interinididad– después de que el alcalde Mayor acepte las renuncias de los anteriores administradores, entran en juego dos componentes fundamentales: el meritocrático y el político. Al respecto, la profesora Bonilla es enfática en aclarar que la U.N. solo acompaña a la Secretaría Distrital de Gobierno y a las JAL en el primero de dichos componentes.

El objetivo del acompañamiento de la U.N. es garantizar que el proceso en el que se designarán las alcaldías locales mencionadas sea transparente, técnicamente sólido, y que los aspirantes tengan las competencias requeridas para ejercer el cargo.

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“El examen lo aprueba quien demuestre tener los conocimientos, aptitudes y habilidades que se requieren. Actualmente estamos elaborando las preguntas. Por eso queremos hacer un llamado a la gente para que no se dejen engañar por los “cursos” que se ofrecen para evaluación de alcalde local, en los que afirman que ya tienen las preguntas. La prueba se hará con todos los protocolos de la Dirección Nacional de Admisiones”, indica la profesora Bonilla.

Quienes pasan la prueba se habilitan para que las JAL finalmente determinen la terna que se le presentará al alcalde Mayor.

Se trata de un proceso clave, pues en ocasiones los alcaldes menores administran localidades con más habitantes que algunas ciudades intermedias; por ejemplo en Kennedy viven cerca 1.100.000 personas, mientras que Ibagué apenas sobrepasa los 500 mil habitantes.

“La U.N. tiene un papel importantísimo, que se lo ha ganado tras 150 años de experiencia e historia. Ponemos todo nuestro servicio y capacidad con el fin de garantizar un proceso transparente”, concluye la profesora Bonilla.